IGLESIA PRIORAL SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN DE AROCHE (HUELVA)
Libro de Antonio Rodríguez Guillén.
Aroche 2014
PROLOGO
Podemos decir, sin lugar a dudas, que
la iglesia parroquial de Aroche es la obra magna arquitectónica del
municipio, y una de las más importantes de la Comarca de la Sierra. Entre otros
motivos, está el haber ido creciendo en consonancia con los maestros mayores arquitectos
y artistas de la propia Catedral de Sevilla, que trabajaban para el Cabildo hispalense.
Siendo así, con esta publicación, se sitúa a este edificio en la órbita del
arte andaluz, ya que en él podemos conocer mejor una de las obras en la que
participaron autores de la talla de Juan de Hoces, Alonso Rodríguez y Diego de
Riaño, Hernán Ruiz II, Miguel de Zumárraga, Hita del Castillo, Juan de Espinal
o Manuel Barrera y Carmona, entre otros grandes artistas de la escuela sevillana,
de marcado nivel nacional.
La importancia del edificio viene
dada por las diferentes aportaciones que estos artistas, y otros tantos
lusitanos, hacen al mismo. Podemos conocer ahora cronológicamente cuándo y en
qué trabajó cada uno de ellos, a lo largo de los cuatro siglos que dura la obra,
y que llegó a quedar inconclusa.
En este primer tomo de la Historia de
Aroche conocemos, a partir del edificio, que sucedió durante los primeros años de la población en
su ubicación actual. Podemos utilizar el templo como una excusa perfecta para
tratar la historia de Aroche. Ya que el origen de la Prioral de Santa María,
será también el origen del desarrollo urbanístico de Aroche.
Era necesaria la realización de un catálogo
artístico y documental, como el que se nos presenta en esta obra. Ya estaban los
libros de visita o incluso algún que otro inventario pasado, pero es ahora
cuando se nos deja constancia de lo que nos encontramos al visitar nuestro
templo. Además podemos conocer mucho mejor el valor que tiene, para acercarnos
a él como nuestro que ha sido a lo largo de los siglos.
Podemos encontrar una propuesta
didáctica para exprimir formal e iconográficamente cualquier visión que le
queramos dar a nuestra mirada dentro del edificio. Conocemos ahora todo lo que
nos rodea entrando en él, lo que vemos o incluso lo que no podemos identificar,
como la pintura que se vislumbra tras el retablo de la Virgen de los Remedios,
junto al Sagrario, que se trata de un San Cristóbal como leeremos a
continuación. Además sabremos como algunas de las obras artística que tuvo
fueron a parar a manos de anticuarios o simplemente sacadas del edificio y
abandonadas, posiblemente por desconocimiento de su auténtico valor.
El edificio ha ido modificando su
presencia debido a las diferentes restauraciones que ha sufrido, que serán
tratadas en mayor o menor medida. En cambio si merecen una mención en la obra las
realizadas tanto por Jesús Mendoza, como la labor de los gemelos Pérez Moreno,
restauradores de varias obras, o Ignacio Salazar, en la actualidad restaurador
del órgano.
Descubriremos numerosas curiosidades
que acarrea el devenir del edificio, como los diferentes pleitos que desataron
algunas de sus obras, es el caso de la realización del cancel interior de la
puerta del sol o el que se desata en torno al órgano.
Resumir cuatro siglos de construcción
de un edificio en un tomo no es nada fácil, ni mucho menos definitivo, ya que
cada aspecto podría tratarse de una forma individualizada y única. Como
ocurriría a la hora de tratar su ajuar litúrgico, donde encontramos obras que
van desde el siglo XV hasta el siglo XX, y que con gran aprecio y dedicación el
autor del libro ha musealizado en uno de los espacios de la iglesia.
Conforme vayamos leyendo es fácil
realizar un viaje en el tiempo y ver el lugar con los ojos que lo hizo el autor
de este libro a lo largo de los últimos años, o en los testimonios hallados en
los archivos. Autor que por cierto, le devuelve al pueblo de Aroche toda una
dedicación a la historia del mismo, para que así lo podamos valorar, como él lo
hace, conociendo ahora su importancia histórica.
Este tomo no acaba con su lectura, ya
que se nos presentan diferentes propuestas futuras por las que debemos movernos
los arochenos, para seguir incrementando la importancia del templo, como son
entre otras las recuperaciones de algunas de las criptas, como la de Doña
Leonor Vázquez o la del Conde del Álamo, para poder acceder regularmente a las
mismas, o la restauración del retablo de la Inmaculada.
En definitiva, este libro va
destinado tanto a los arochenos, por todas las razones ya dichas, como al
visitante que podrá acercarse a tan magno edificio con un mayor conocimiento del
lugar que va a visitar y así poder disfrutar más de su recorrido por el mismo.
Antonio M. Cuaresma Maestre
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