PINTURA MURAL EN LA SIERRA DE HUELVA
PINTURA MURAL EN HINOJALES
XXXVI JORNADAS
DEL PATRIMONIO DE LA SIERRA DE HUELVA
Antonio
Rodríguez Guillen
Antonio
Manuel Cuaresma Maestre
La Sierra de Huelva cuenta con un
gran contenido de elementos patrimoniales de gran interés, entre los que
destaca, la pintura mural, encontrándose una gran cantidad de fragmentos de
pintura decorando, bien al fresco o al temple, gran parte de las paredes del
interior de los templos que se localizan en diferentes puntos del territorio
serrano.
En este estudio se pretende, como ya
hicieran en anteriores publicaciones de estas Jornadas de Patrimonio Mª Blanca
Guillén y Jesús Mendoza, dar un valor añadido a tales pinturas murales,
centrándonos en las realizadas entre la época bajomedieval y los inicios de la
modernidad histórica en esta región onubense. No obstante dejaremos pistas de
donde poder encontrar más edificios con decoración pictórica en sus paredes,
pero realizadas en un periodo posterior al que comentaremos.
Marcar un itinerario por diferentes
templos de la Sierra en los que hay pintura mural, hallar el origen de su
influencia, ver los ejemplos más cercanos a esta zona serrana, o acercarnos a
ella desde un profundo estudio iconográfico, serán algunos de los objetivos que
nos propondremos, deteniéndonos finalmente en la iglesia de Nuestra Señora de
la Consolación en Hinojales, donde encontramos algunos de los fragmentos más
destacados de este tipo de pintura.
La relación directa con modelos
cercanos, en la pintura mural de la Sierra de Huelva, con modelos que se
distancian aun más como Toledo e incluso el Trecento
y el Cuattrocento italiano, pasando
por supuesto por Sevilla y la propia Provincia de Huelva, son fundamentales a
la hora de dar un sentido, sobre todo iconográfico, a nuestro estudio.
Como conclusión proponemos la
posibilidad de realizar una ruta cultural temática centrada en las pinturas
murales de la Sierra de Huelva, así como destacar la importante labor de
recuperación de estas pinturas, gracias a las recientes restauraciones llevadas
a cabo en los últimos años y que dejan
entrever su esplendor.
Vamos a realizar un recorrido por
diferentes lugares, deteniéndonos principalmente en los templos donde podemos
ver motivos iconográficos y estilísticos muy similares a los que encontraremos
después en la Sierra.
A la hora de comenzar a hablar de
pintura mural el momento cumbre universal comienza en el Trecento italiano donde
encontramos a maestros como Giotto, Tadeo Gaddi o Starnina, entre otros. La
pintura italiana que influenciará posteriormente el territorio hispánico se
caracteriza por su estilo internacional, con una influencia claramente
florentina. Es en este lugar donde encontramos por ejemplo obras como La Última
Cena de la Capilla de los Scrovegni, en Padova, realizada por el maestro
italiano Giotto, o la Última Cena del Cenáculo de Santa Croce, de Tadeo Gaddi,
también podemos poner como ejemplo la obra del creador de la Escuela de Toledo,
Gherardo Starnina, en alguno de sus trípticos con Madonna, como trono de Jesús,
en la Sierra podemos encontrar su similitud en pinturas halladas en Hinojales o
en Aroche.
Así, desde el levante español, llega
el estilo florentino a Toledo. En Castilla, el arzobispo de la Diócesis
toledana, Pedro Tenorio, crea el Taller-escuela pre-renacentista en Toledo, en
torno a su Catedral, a finales del siglo XIV y primer tercio del siglo XV. Se
difunde el estilo, por toda la diócesis toledana durante el siglo XV,
proyectándose también hacia Cuenca, Valladolid o Andalucía (hacia Sevilla,
Cádiz, Granada, donde se combina el estilo con las pervivencias islámicas de
tradición local, el “mudejarismo”, que se aprecia por ejemplo entre otros
detalles, en el fondo de muchas escenas). Es en este momento cuando el estilo
pictórico también se cruza con la influencia francesa y flamenca.
En la Capilla de San Blas, situada
en el ángulo noroeste del Claustro de la Catedral toledana, levantada a finales
del Siglo XIV, podemos comprender todo lo anteriormente dicho. Catorce temas realizados
al fresco, decoran dicha Capilla, entre los que destaca el tema de la
Anunciación, en el muro oeste, atribuible a dos maestros pintores; el Maestro
que realiza el tema de Pentecostés, de él sería la parte inferior de esta Anunciación, y la
influencia del estilo de Rodríguez de Toledo, al que se le atribuye la parte
superior, destacándose la buena factura de la cabeza de la Virgen en esta
Anunciación. Este taller trecentista castellano, tiene una clara influencia
directa de Giotto y su obra en la Capilla de los Scrobegni en Padua. La
decoración de esta Capilla data del primer cuarto del siglo XV y tendrá una
influencia posterior en la Ermita de San Pedro de la Zarza de Aroche, hoy
actual ermita de San Mames.
Nuestro recorrido nos lleva ahora al
antiguo Reino de Sevilla. Comenzando por ese gran taller artístico que fue su
Catedral, donde, por ejemplo, en sus libros de Coro, concretamente en el 55 en
su folio 55 vuelto, volvemos a encontrar una Última Cena, realizada a finales
del siglo XV o principios del siglo XVI. Se pone de manifiesto en esta obra la
importancia que toman las obras en miniatura, volviendo también la mirada a la
influencia que llega a través de los grabados.
También en las inmediaciones de
Sevilla, en el pueblo de Santiponce, encontramos en el Monasterio de San
Isidoro del Campo otro de los importantes talleres hispalenses, sobre todo en
cuanto a pintura mural se refiere. Nos detendremos en su Sacristía, donde en el
muro del testero vuelve a aparecernos una Última Cena, realizada con técnica al
fresco, durante el último tercio del siglo XV. Estas dos últimas obras influenciaran
temáticamente a las realizaciones de las localidades de Hinojales y Aroche.
Llegamos así a la Provincia de
Huelva, concretamente a escasos kilómetros de su capital, en Palos de la
Frontera, se encuentra otro de los principales focos pictóricos de esta época
que estamos tratando. En esta ocasión nos vamos a detener en la decoración del
friso compuesto por zócalo, entrepaño, cornisa, que encontramos en el Claustro
Mudéjar o de Clausura del Monasterio de la Rábida, realizado con la técnica al
fresco sobre un mortero de tapial, que nos recuerda a los alicatados de
cerámica hispanomusulmana. Estos frescos datan del último tercio del siglo XV,
y en cuanto a su carácter mudejarizante nos remite a referencias directas a las
realizaciones pictóricas de Hinojales, Aroche o Cala.
También en esta misma localidad de
Palos de la Frontera, si nos acercamos a su iglesia principal dedicada a San
Jorge, en la cabecera, en el lateral derecho de la Capilla Mayor, encontramos,
además de la iconografía de San Jorge, datada en el siglo XVI, y la de la
Virgen con el Niño, esta de finales del siglo XV, la imagen de Santiago el
Mayor en la Batalla de Clavijo, este fresco data de finales del siglo XV y esta
misma iconografía la encontramos en la Sierra en la ermita aruccitana y en la
ermita de Santa Eulalia de Almonaster la Real.
Pero al igual que hablábamos de
escuelas pictóricas entorno a la Catedral toledana, hispalense y San Isidoro
del Campo, en la actual región onubense los principales maestros se
encontraban, además de en el Monasterio de la Rábida, en el Monasterio de Santa
Clara de Moguer. Concretamente en la iglesia de este Monasterio, en la nave de la Epístola, un enorme San
Cristóbal domina el muro en este lado de la iglesia, también podemos datarle en
el último cuarto del siglo XV, y además podemos relacionarlo con imágenes en
los templos de Aroche, o en Cala, aunque en este último municipio esta
iconografía se encuentra hoy día documentada y oculta bajo la cal.
Esta “Escuela entorno al Monasterio
de Santa Clara”, influye estilística, técnica e iconográficamente a los
municipios de su alrededor, como por ejemplo en Trigueros, donde en la cabecera
de la iglesia de San Antonio Abad, podemos apreciar, además de el tema del
Abrazo místico o diferentes motivos geométricos, la iconografía de Santa
Catalina, realización esta al temple, todo ello documentado en el siglo XV, y que
a posteriori veremos su influencia en Hinojales.
También en el templo de Nuestra
Señora de la Cinta, en Huelva, en el muro frontal del presbiterio, y realizada
con técnica mixta, fresco con repintes de temple al huevo y pan de oro,
encontramos la iconografía de la Virgen con el niño, que es la imagen que hoy
podemos ver si nos acercamos al templo, esta se encuentra enmarcada en un
retablo tras el que se encuentra también las pinturas murales de Santa Lucía y
San Blas. Nos encontramos aquí con una pintura tardo-gótica datada en el siglo
XV. Esta misma iconografía la encontraremos en Aroche o Almonaster la Real.
Cerca de este importante foco
pictórico, en la Palma del Condado, en la cabecera en la Nave de la Epístola,
es ahora una Anunciación de la Virgen María a San Joaquín y a Santa Ana,
realizada al fresco y técnica mixta en el último cuarto del siglo XVI, la que
nos ocupa. Este tema de la Anunciación, muy recurrente en la Sierra de Huelva,
con claros ejemplos en Aroche o Aracena.
Por último y para concluir este
recorrido nacional, que hemos iniciado en Italia, acercándonos hasta nuestra
región, nos detenemos en la Iglesia de San Martín en la localidad de
Niebla, donde en su presbiterio observamos
fragmentos de pinturas murales, identificándose a San Martín a caballo,
partiendo la capa, y en el mural contiguo, la figura de un Ángel y un Caballero
orante, todo ello del siglo XV. Y mostrándose una imagen ecuestre al igual que
en Almonaster la Real o Aroche.
La
Sierra, perteneciente al alfoz sevillano, hasta la configuración de la actual
provincia de Huelva, no quedo al margen de estas nuevas corrientes y
rápidamente acogió en Iglesias y Ermitas la decoración pictórica en sus muros.
La
lejanía con la metrópolis sevillana y otros focos artísticos condicionó la
implantación de las mismas en la zona, la presencia de aprendices que
acompañaban al Maestro debió de ser más numerosa con el objeto de aligerar la
obra como se aprecia en muchas pinturas murales, normalmente el maestro solo aparecía en la ejecución de los
elementos más importantes de la escena.
Todo
esto dificulta determinar su cronología y autoría. A través de las técnicas utilizadas vamos viendo la
evolución del proceso pictórico en la comarca, así vemos las marcas de incisiones en el mortero
cuando este aún estaba fresco, técnica esta frecuentemente utilizada hasta
mediados del siglo XV y que en la pintura mural de la región se sustituye a
partir de la segunda mitad del siglo XV por el uso del estarcido.
Como
estas, podemos apreciar una serie de características frecuentes en la Sierra, son
las siguientes:
La
preparación de los muros con mortero de cal
y abundante fibra vegetal, y que en la pintura al fresco la paleta de
colores que en el caso de la Sierra es muy reducida a base de negros de humo,
ocre, rojo almagra, minio y el blanco del mortero de cal. Además se utilizaron elementos ferrosos en la
elaboración de pigmentos.
En
cambio, es importante la muestra de la pintura mural realizada al temple por su
amplia paleta de colores así como la diversidad de motivos geométricos
empleados en la elaboración sobre todo de zócalos.
La
influencia mudéjar se aprecia sobre todo en la cubrición de los fondos de las
escenas, o la exposición de elementos domésticos de la época, sobre todo en las
Sagradas Cenas, como cubertería, carnes, pescados, mantel y demás elementos que
nos dan una visión antropológica de la vida de los serranos de la época.
Aparecen,
en las pinturas de la Sierra, motivos religiosos tomados de los libros miniados
o la representación de los Apóstoles frecuente durante el siglo XV y principios
del XVI, tomadas de modelos italianos del Trecento.
La
repetición de las mismas escenas en las diferentes localidades serranas (Anunciación,
San Cristóbal, San Pedro, etc.) nos mueve, una vez analizada la pintura, a referenciarla
con otras de la misma iconografía existente en la zona.
La
mayor parte de las pinturas murales serranas estuvieron hasta épocas recientes
tapadas bajo gruesas capas de cal, sufriendo un proceso de carbonatación
importante y que en la mayoría de los casos fueron el resultado de medidas
profilácticas después de diferentes
procesos de enfermedades contagiosas que afectaron a la región, siendo
los edificios religiosos utilizados como lazaretos y hospitales.
Pasamos
pues a ver las diferentes muestras pictóricas existentes en la comarca de la
Sierra:
Iglesia
de Nuestra Señora de la Asunción de Santa Olalla del Cala.
Es
un edificio de la primera mitad del siglo XIV, vinculada a la reconstrucción
del recinto del Castillo, próximo a ella, que le da su aspecto fortificado.
Las
pinturas se encuentran tras el Retablo Mayor, en el testero, son unos pequeños
restos de un Nacimiento, escenas de la vida denla infancia de Jesús. Debido a
su ubicación no se ha podido precisar su técnica, aunque pensamos que puede ser
una pintura realizada al fresco y correspondiente al siglo XV.
Ermita
de Santa María del Valle en Aroche
La
ermita se encuentra a orillas del río Chanza, en la finca de la Belleza, frente
a la ermita de San Pedro de la Zarza, es de finales del siglo XIII, siendo la
parte más antigua el ábside, la nave es del siglo XV de planta rectangular con
arcos transversales apuntados.
Las
pinturas murales se encontraban en el interior del ábside, siendo trasladadas
en 1997 al Museo Arqueológico Municipal, donde se encuentran hoy día.
La
iconografía nos presenta a una Virgen con el niño sentada sobre un escabel,
flanqueada por dos ángeles con cirios
encendidos. En la parte baja del muro un zócalo de motivos geométricos de
raigambre mudéjar. A mediados del siglo XX un rayo cayó sobre la escena de la
Virgen rompiendo su parte central y derrumbando la bóveda de horno que la
cubría. La técnica utilizada es el fresco y la podemos datar sobre la segunda
mitad del siglo XV. Con similitud en la Sierra en la Ermita de Santa Eulalia de
Almonaster la Real, donde también aparece la Virgen como trono del Niño Jesús.
Iglesia
Prioral de Santa María de la Asunción de Aroche
La
zona más antigua del edificio es del siglo XIV, inconclusa, en ella
intervinieron importantes arquitectos como Hernán Ruiz II, Diego de Riaño
Vermundo Resta y otros.
La
pintura representa a un San Cristóbal, está junto a la Puerta de Flores o del
Cementerio y escondidas tras el retablo de Nuestra Señora de los Remedios. Son
pinturas murales que por estar tapadas con el retablo solo son visibles al
mover un pequeño lienzo de la Virgen de Guadalupe que está en el ático. Se hace
referencia en un testamento por la construcción de una cripta nobiliaria en el
cual se dice: “que no se toque en la obra
los muros donde se encuentran las pinturas y si así fuese se reedifiquen.”
A
medida que se concluía el edificio y al no poder trasladar la pintura mural de
San Cristóbal se decidió hacerlo en una pintura en lienzo, ello permitiría sus
sucesivos traslados hasta estar concluido el edificio. La pintura-marco de San Cristóbal
fue ejecutada por Juan de Espinal en 1781 quedando obsoleta la anterior pintura
mural y ante problemas de humedades se le colocó un retablo cubriéndola.
Ermita
San Pedro de la Zarza en Aroche
Situada
a 3 Kilómetros al Norte de la villa de Aroche, junto al río Chanza y sobre la Basílica
que se encuentra en el foro de la ciudad romana de Turobriga.
La
zona más antigua de la ermita es el ábside del segundo tercio del siglo XIII,
pertenece a la arquitectura de repoblación castellana o románico del ladrillo
con fases posteriores desde el siglo XV al XVIII.
Las
pinturas prácticamente están presentes en todos los muros interiores de la
ermita, siendo el espacio de pintura mural más grande de la Sierra, habiendo
sido restaurado en 2008-2009. La iconografía nos presenta a un San Cristóbal,
una Anunciación y una Sagrada Cena en el muro Norte, en el arco triunfal un San
Pedro y una Anunciación y en el muro Sur al apóstol Santiago en una escena en
la que aparece también un castillo. La técnica empleada es el fresco y en el
ábside y pilares al temple.
En
cuanto a su cronología; San Cristóbal, es del primer cuarto del siglo XIV, la Anunciación
del muro Norte, de la segunda mitad del siglo XV, la Ultima Cena, de finales del siglo XV o
principios del siglo XVI. Y en el Arco Triunfal, San Pedro y la Anunciación del
siglo XV, y en muro sur, Santiago y la escena que compone con el castillo puede
datarse en el siglo XV.
Algunas
similitudes iconográficas en la Sierra, son por ejemplo en Hinojales, Cala,
Almonaster la Real y en Aroche las de Santa María del Valle y el San Cristóbal
de la Prioral de la Asunción también en Aroche.
Ermita
de Santa Eulalia en Almonaster la Real.
A
20 Kilómetros del núcleo urbano de Almonaster, a orillas del río Odiel y sobre
restos de un asentamiento romano se encuentra la ermita.
El
edificio es de una sola nave con presbiterio rectangular y rodeado al exterior
con un pórtico de arcos mixtilíneos y de medio punto. Los arranques del ábside
parecen ser restos de un sepulcro turriforme romano.
La
iconografía de sus pinturas murales interiores
en las que aparecen una serie de Santos de pie, de izquierda a derecha
son San Jorge, Santa Julita, Santa Eulalia, la Virgen con el niño y San Miguel.
En el lado izquierdo aparece San Vicente con dos orantes a sus pies junto a
varias escenas de la vida de Santa Eulalia. En el muro de la derecha esta
Santiago y San Sebastián con dos orantes. De los Santos del muro del testero,
posiblemente sólo su tercio inferior sea original, estando lo restante
repintado, la escena de Santiago también esta repintada, siendo solo original
en este panel la figura de San Sebastián.
La
técnica empleada es al fresco y su cronología entorno a finales del siglo XV.
Fueron descubiertas en 1972 y desgraciadamente restauradas posteriormente con
dudoso rigor histórico. Similitudes en la Sierra las encontramos por ejemplo en
Aroche.
Iglesia
de Santa María Magdalena de Cala
Edificio
primitivo medieval que data del siglo XV, del que se ha conservado el buque de
la nave, el presbiterio con su bóveda esquifada y la portada lateral.
Tras
la restauración del retablo Mayor apareció en el muro del testero un conjunto
de pinturas murales al temple que representa pasajes de la vida de la
Magdalena, aunque en este mismo espacio aparecen pinturas de un San Mateo y de
un San Cristóbal.
Pinturas
murales al temple que fueron terminadas el 18 de Marzo de 1521, según reza en
una inscripción en el retablo, y fueron restauradas en 2003. La iconografía
corresponde a diferentes escenas de la vida de la Magdalena, de la primera
mitad del XV podrían ser el San Mateo y San Cristóbal, de la parte superior de
la capilla. Sus similitudes en la Sierra son, por ejemplo; Hinojales, Aroche y
Aracena, en muchas de sus figuras.
Iglesia
Nuestra Señora de los Remedios de Cortelazor.
En
este municipio se inician las obras del actual edificio entorno a 1570, aunque
debió de existir un templo anterior de origen medieval bajo un diseño de Hernán
Ruiz II, las obras continuaron en siglos posteriores.
Las
pinturas se encuentran en la Capilla Mayor en el interior de un arcosolio, se
representa un Calvario, flanqueado a su izquierda por un Bautismo de Cristo y a
la derecha una Santa sin atributos. En la parte superior del testero, aparece
un Dios Padre junto a San Miguel Arcángel, San Blas Obispo y dos pequeños
escudos donde aparecen restos de un azor.
En
los muros laterales y en la bóveda se pueden ver imágenes de los evangelistas y
temas decorativos que podemos enmarcar entre los siglos XVII y XVIII. La
técnica empleada es mixta, con un dibujo preparatorio al fresco y terminación
al temple. En cuanto a su cronología debieron realizarse entre 1575, año en que
se concluyeron los muros del Presbiterio, y 1602 momento en que se encargó su
primer retablo, que hoy se encuentra desmontado en los pies del templo.
Convento
de Santo Domingo de Aracena
Convento
dominico de mediados del siglo XVI, fue fundado y financiado por clausula
testamentaria de Doña Ana Barba de Castilla. Actualmente se conserva la Iglesia
gótico-mudéjar del siglo XV (antigua Ermita de San Sebastián).
Las
pinturas se encuentran en el testero de la nave de la derecha, son restos de
pintura mural fingiendo un retablo de mampostería. La técnica utilizada es la
pintura al temple y su cronología finales del siglo XVIII.
Llega
el momento de detenernos en Hinojales, en su Iglesia de Nuestra Señora de la
Consolación. Donde destacan una serie de motivos iconográficos de diferentes
episodios de la vida de Cristo, además de diferentes Santos. Y que se
encuentran repartidos principalmente por la cabecera del templo.
Técnicamente
las pinturas aquí halladas están tratadas al fresco, en su dibujo preparatorio,
y terminadas al temple sobre un mortero de cal ya seco. Su cronología parece
datarse entre el segundo tercio del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI.
A
la hora de tratar sobre estas pinturas es inevitable hacer referencia a Don
Rodolfo Recio Moya, Doctor en Historia por la Universidad Complutense de
Madrid, literato y antropólogo, que en el año 1981 publicó “Las pinturas de Hinojales”, en torno a
este trabajo suyo organizaremos nuestro estudio añadiendo algunas aportaciones.
Comenzaremos
tratando las pinturas que datan de finales del siglo XV, pinturas estas que Don
Rodolfo Recio atribuye a un posible “Maestro
gótico de Hinojales”.
En
el testero de la nave de la epístola, aparecen las escenas de la Magdalena y el
Ángel ante el Sepulcro Vacío y la Presentación de Jesús en el Templo, aunque
también se ha llegado a pensar que se trataba de la presentación de la Virgen
en el Templo, o incluso Carrasco Terriza, habla del nacimiento del Bautista, en
el momento en el que Zacarías lo inscribe en el libro de nacimiento, haciendo
referencia al pasaje narrado en los evangelios.
En
la primera el “ángel del Señor” (Mt. 28,2-7) anuncia a la Magdalena la
resurrección de Cristo, en algunos pasajes de los evangelios canónicos dice que
es Jesús el que se le aparece a la Magdalena, pero en esta escena es un Ángel
el que se encuentra junto al sepulcro
abierto, teniendo este como fondo de escena la ciudad amurallada de Jerusalén.
Esta referencia a la vida de Santa María Magdalena nos remite directamente a
Cala, cuyo retablo mural está dedicado a esta Santa. En la segunda aparece la
Virgen con Jesús en sus brazos presentándolo al Sumo Sacerdote en el Templo de
Jerusalén. Encontramos paralelismos temáticos referentes a una escena de la
infancia de Jesús en Santa Olalla del Cala en la escena del Nacimiento.
De
principios del siglo XVI, atribuibles a otro Maestro, en este caso del “Maestro
cuatrocentista de Hinojales” nos encontramos con la Última Cena, San Antonio
Abad, San Bartolomé, un Santo arrodillado difícil de identificar, una escena
con Santa Catalina y Santa Lucía, posiblemente Santa Margarita y una
Inscripción con caracteres góticos que hace referencia a la donante que manda
la realización de estas pinturas. Tras el Retablo Mayor, en el interior del
arcosolio apuntado aparece una Asunción de la Virgen a los Cielos y en el
intradós de este arcosolio imágenes de los cuatro evangelistas, también
posiblemente en la parte superior de esta escena una Anunciación, pero esta
escena es difícil de identificar.
En
la escena de la Última Cena podemos distinguir, gracias a la inscripciones en
la parte superior de la escena, a Jesús en el centro de la misma, sobre Él a
San Juan, a su derecha San Pedro, San Andrés, San Bartolomé, San Mateo,
Santiago el Mayor, y al otro lado de la mesa a Judas. (La parte izquierda de la
escena se encuentra desaparecida por la apertura en este lado de una puerta de
acceso a la Sacristía, obra que a su vez dejó a la vista en 1967 las pinturas
que hoy podemos observar). Nos detenemos en la figura de Santiago el Mayor,
representado también en Aroche, donde porta el sombrero de peregrino con la
concha, aparece además a caballo en la escena de la Batalla de Clavijo, o en
Cala donde también aparece como apóstol y peregrino en el retablo dedicado a la
Magdalena, es frecuente la utilización de su iconografía en una zona donde la
Orden de Santiago tuvo un lugar destacado. Además también destacan las figuras,
en primer lugar, de Jesús que porta en su mano izquierda el cáliz sobre el que
se encuentra la ostia y con la mano derecha hace el ademán de bendecir, sobre Él
se encuentra recostado San Juan, tal y como lo narra en su evangelio, hecho
este que se produce justo después de que Jesús diga a sus discípulos que uno de
ellos lo entregará, motivado por este hecho aparece en esta escena de Hinojales
algo común en las Últimas Cenas, el dinamismo, en realidad, un tanto arcaizante
en sus figuras, entre los apóstoles que comienzan a preguntarse quién entregará
al Maestro.
Ultima Cena, Hinojales |
Entra
en escena nuestro siguiente personaje a destacar; Judas, que sigue también la
iconografía narrada en el Evangelio de Juan, en el que se dice para que se
cumpla la escritura: “el que come conmigo
se ha vuelto contra mí” (Jn. 13,18-19), Judas se encuentra literalmente en
el otro lado de la mesa, además Jesús añade algo que podemos observar en esta
escena, “… a quien yo de un trozo de pan mojado. Mojó el pan y se lo dio a Judas,
y tras el bocado entró en él Satanás” (Jn.
13,26-28), es esta justamente la iconografía con la que se representa Judas
en las Últimas Cenas, comiendo del plato de Jesús, y además con la barba y el
pelo rojizo, como si la encarnación de Satanás se tratase. Como último detalle
observamos como porta la bolsa de las monedas, por las que traicionó a Jesús,
ocultándolas tras su cuerpo.
Justo a la derecha de Jesús se encuentra
Pedro, en quien Jesús confía la iglesia, está justo a su derecha, y en esta
pintura, como en la Última Cena en Aroche, sigue iconográficamente los modelos
adquiridos por la escuela sevillana y que podemos ver en las obras de la viga
decorativa de la capilla del Bautismo de la Catedral Hispalense, en sus Libros de Coro, o en la Última Cena del
Monasterio de San Isidoro del Campo.
Sobre
la mesa, un buen estudio de bodegón, dejando verse el cordero pascual en el
centro, cubiertos, pan, hortalizas,….
En
la Sierra podemos encontrar esta misma escena en Aroche.
A San Antonio Abad, lo encontramos
en la jamba de acceso a la Capilla Mayor, en su lado del Evangelio. Se
representa a este Santo con una saya en la que se representa una “tahu” griega, uno de sus atributos, y
con un libro abierto y un bastón también en forma de “tahu”.
En el testero de la nave del
Evangelio, aparece a la derecha del mural, San Bartolomé, el cual tiene una
inscripción con su nombre en el halo de santidad, aparece con un libro cerrado
y una soga en la mano izquierda, donde lleva atado al demonio, y sujetando un
cuchillo con la derecha, elemento éste de su martirio, ya que fue desollado,
vistiendo casulla blanca con decoración, sobre una interior roja, color de la
vestimenta de los mártires. A este mismo personaje lo encontramos en la Última
Cena tanto de Hinojales como de Aroche. Junto a él hay una escena de un Santo
arrodillado imposible de identificar.
En
la escena contigua aparecen Santa Catalina de Alejandría y Santa Lucía, situadas
en el centro del mural. Santa Catalina, se presenta con halo y corona, en su
mano derecha porta una espada, y bajo esta la rueda dentada, símbolo de su
martirio, la mitad de la figura se encuentra desaparecida tras el retablo.
Santa Lucía, representada también con halo de santidad en el que aparece su
nombre, lleva en su mano derecha la palma del martirio y en la izquierda una
bandeja donde porta sus ojos. En el espacio que hay entre ambas figuras aparece
una columna que queda al fondo, saliendo en perspectiva las santas de su
enmarque.
Pinturas de la nave del Evangelio, Hinojales |
Por
último a la izquierda del mural, encontramos, según Carrasco Terriza a Santa
Margarita, vistiendo túnica roja, con una cruz en sus manos que la sostiene a
media altura. Le rodea la cabeza el halo de santidad, esta cruz que sostiene es
su principal atributo en las representaciones que se hacen de esta Santa.
En cuanto a la inscripción gótica,
es bastante frecuente que entre estas pinturas aparezca este tipo de inscripciones, por ejemplo
en Aroche, en el Ángel de la Anunciación; en Cala, en el Ángel de San Mateo,
donde la inscripción se encuentra dentro de una filacteria, o en otro formato, la
inscripción bajo el retablo pictórico también en Cala; o la leyenda que aparece
en las pinturas de Santa Eulalia en Almonaster la Real. En Hinojales
concretamente hace referencia a la donante de estas pinturas, que según
Carrasco Terriza es “Juana Martín de la
Granada” la que manda pintar esta obra, y la que hace dejar constancia de
ello.
Por último hacer referencia a las
representaciones que se encuentran detrás del Retablo Mayor, la Asunción de la
Virgen y las imágenes de los cuatros evangelistas, que también datan de la
primera mitad del siglo XVI.
En el siglo XVII, estas pinturas
murales quedan ocultas tras los retablos tras un cambio en la moda de decorar
los templos religiosos más acorde con los tiempos que corrían, es el momento de
los retablos. Pero queda la Constancia, sobre todo después de la restauración
llevada a cabo por Miguel Ángel Mercado de la decoración pictórica mural total
o parcial del interior de esta Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, al
igual que ocurriría en la mayor parte de los templos de nuestra región.
Como
comentábamos al principio, podemos tematizar una ruta, en toda la comarca en
torno a estas auténticas obras de arte, gracias, como también apuntábamos a las
restauraciones recientes que deben de ir seguidas de una revisión periódica
para su conservación y en los templos donde aún estas pinturas se encuentran
tras la cal o tras los retablos, su recuperación daría más importancia al
edificio otorgándole ese valor añadido que antes no era apreciable y ahora
pasarían, con su recuperación, a formar parte de la decoración del templo.
Anterior a la colocación en las iglesias y ermitas de los retablos, hay
constancia de que estos edificios en su mayoría estaban decorados con pinturas
murales que además servía para un reconocimiento mayor de los principales
santos protectores y venerados en la zona y de las principales escenas
bíblicas.
La
deuda pendiente al tocar estas pinturas murales es su autoría, sirva esta
publicación junto a las publicadas anteriormente por diferentes profesionales
en estas Jornadas, como una nueva toma de partida para futuras investigaciones
que puedan aumentar esta lista de resto de pinturas murales en la sierra,
acercarnos aun más a la fecha de realización de las mismas y descubrir sus
autores para así, darle la importancia
que se merecen.
Ofrecemos
para finalizar una amplia bibliografía que atañe tanto a la Sierra de Huelva
como a los principales lugares comentados en este recorrido.
También
querremos dejar constancia de una serie de templos que entre sus paredes se
encuentran decoración pictórica mural, por diferentes municipios de la Sierra y
de diferentes épocas pictóricas:
Cañaveral de León.
Iglesia de Santa Marina Mártir. (Bajo la cal en la pared izquierda del
presbiterio). Pinturas murales con motivos vegetales, de estilo gótico-mudéjar.
Inicios del siglo XVI.
Aracena.
Iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor. Siglo XVI. Virgen de la Antigua.
Aracena.
Iglesia del Antiguo Convento de Nuestra Señora del Carmen. Bóveda del crucero.
Siglo XVII, pinturas barrocas. Tondos con los cuatro papas carmelitas.
Puerto Moral.
Iglesia de San Pedro y San Pablo. Presbiterio, bóveda y muro testero. Siglo
XVII. Representan al Padre Eterno y a las Virtudes Teologales; Fe, Esperanza y
Caridad.
Santa Olalla.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Detrás del Retablo de Nuestra Señora de
la Soledad. Fines siglo XVII y principios del siglo XVIII. Imitación de un
retablo dedicado a San Lázaro, costeado por Diego López y su mujer.
Almonaster la Real.
En la Mezquita y con objeto de su orientación litúrgica al culto cristiano, se
dedica el templo a Santa María, se realizaron obras en el siglo XVIII
construyendo la bóveda semiesférica que cubre hoy el Presbiterio, adornándola
con pinturas de las cuales hoy se aprecian algunos restos.
Castaño del Robledo.
Portada barroca de una casa. Segunda mitad del siglo XVIII.
Castaño del Robledo.
Iglesia de Santiago el Mayor. Bóveda de la capilla.
Castaño del Robledo.
En la Iglesia Inacabada o Monumento, en su interior se conservan los dibujos
incisos sobre estuco del revoque mural que reproducen, a diferentes escalas,
los alzados, portadas y demás elementos decorativos de la obra
Santa Ana la Real.
Iglesia de Santa Ana. (Edificio de la segunda mitad del siglo XVIII). Con
pinturas murales interiores del siglo XX.
La Umbría (Aracena).
Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua. Bóveda del Presbiterio. En torno al
siglo XVIII. Motivos entrelazados de cintas planas y decoración vegetal
estilizada, contiene medallones con los cuatro Evangelistas.
Valdelarco.
Iglesia del Divino Salvador. (Reedificado en 1770). Capillas laterales, hay
pinturas del siglo XX..
Aroche.
Ermita del Cristo de la Humildad y Paciencia. Tras la cal de la bóveda de media
naranja hay pinturas murales de los siglos XVII-XVIII, al igual que detrás del
retablo actual, hay un retablo de mampostería decorado con pinturas murales.
Alájar.
Ermita de la Reina de los Ángeles. En 1910 por suscripción popular se decoraron
los muros y bóvedas con pinturas murales por el artista Rodríguez Magaña que
serian retocadas posteriormente.
Cortegana.
Iglesia del Divino Salvador.
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Enlace:
http://jornadaspatrimonio2011.hinojales.org/Jornadas_Patrimonio_2011/Ponencias_en_Video.html
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